Regala tu ausencia a quien no supo valorar tu presencia y recuerda que quien mucho se ausenta, pronto deja de hacer falta. Entiende que nadie vale lo suficiente como para dejarte colgado en recuerdos, si de verdad valiera la pena estaría creando presentes contigo. Y por último, comprende que nada ni nadie es imprescindible, si quieres una vida feliz, átala a metas y sueños propios.